jueves, enero 15, 2009

Minutos eternos.

Cerré la puerta. Eso fue todo lo que pude. Sabía lo que venía, pero que me pidieran que los dejara deliberar a solas dio al traste con mis nerviecitos de hojaldre. La necesidad de fumar se volvió apremiante. Conseguí el cigarro y el fuego. Me senté en el jardín viendo la numerosa parvada de pájaros dar vueltas sobre los terrenos aledaños. De repente todos los pájaros volaron sobre mí, ennegreciendo el cielo. Medio cigarro, no hay movimiento. Y ahí vienen los pájaros de vuelta. Tal vez no debería estar al aire libre. Fueron las aves a posarse sobre los árboles. Eran más pájaros que hojas. Negros, pequeños, afortunadamente silenciosos. De repente todos levantan el vuelo una vez dejando atrás un fuerte ruido. Se acabó el cigarro, no hay movimiento. ¡Qué tanto hacen! ¿Es que tienen tanto que considerar? ¿Estoy tan mal? Chale, si esto es ahorita, cómo me voy a poner en el examen. Ash.

Se abre la puerta, los dos tutores saludan y se van, bromean. Mi jefe me espera en la puerta y sin palabras de por medio me da la hoja donde dice que ya solo tengo que sentarme a escribir. "Estoy a la espera. Me dijeron que te convenciera. Ya les dije que no hay manera". Risas. No, no la hay.

3 comentarios:

AA3 dijo...

Felicidades, bien hartas muchas

Anónimo dijo...

La escritura final será entonces el buen inicio de tiempos mejores.
Suerte con eso, me uno a las bien hartas muchas.

Aura dijo...

Jejeje... Pues hartas gracias.
Eso espero.

Saludos.

 
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