lunes, marzo 30, 2009

San Miguel de Allende y la rodilla que no es del diablo.

No me platiquen nada pues. Mejor les platico yo, que el domingo pasado me fui a conocer San Miguel de Allende, Guanajuato, en compañía de mis señores padres.

San Miguel de Allende es de esos lugares que se han vuelto pueblos museo, uno de los Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo. No es un lugar para vivir, a menos que tengas más de 60 años y no quieras más que un lindo y tranquilo lugar para pasar tu días de jubilado. San Miguel ha sido ese lugar para muchos norteamericanos de la tercera edad.

El pueblo no parece tener otra actividad económica que no sea el turismo, y por lo tanto está perfectamente preparado para recibir al turista, nacional o extranjero. Desde la avenida principal de la entrada, con un camellón bien arreglado, con hotelitos y negocios de artesanía a los costados da una primera impresión muy agradable. El pueblo en sí está muy cuidado, todas las casas conservan el estilo colonial y están pintadas de esos colores rojo y ocre que están de moda para resaltar el barroco comerciable. Una vez que encontramos estacionamiento, subimos al centro por la calle de Relox. En el kiosco de la plaza principal tocaba una banda de viento y tambora una pieza que me sonó familiar: Arriba Pichátaro. Los turistas domingueros bailaban lo mismo arriba o abajo del kiosco al ritmo de la banda, o como mejor pudieron imaginar que se bailaba tal cosa. La banda se siguió con el Sinaloense y otras dos piezas a las que ya no puse atención porque la Parroquia de San Miguel Arcángel me la robaba toda. La parroquia es llamativa por su estilo que le tira a gótico (dicen que la diseñó un arquitecto autodidacta y que no es gótico como tal; yo que no se nada de eso, no pondré en duda lo que dicen los que dicen que saben). Justo cuando me iba a tomar la foto del recuerdo frente al templo, haciendo gala de mis deficiencias motrices, me tropecé y fui a dar de puras rodillas frente a él y a una escultura que ya de entrada no me había gustado. Me hube de arrodillar pues, pero conste que no fue por gusto.

Como sea me tomaron la foto y, siendo que la rodilla no se quejaba demasiado, me fui a ver de cerca el templo, entré a ver el recinto donde ofició misa Miguel Hidalgo y la pila bautismal donde recibió el primer sacramento Ignacio de Allende y Unzaga, mejor conocido por generaciones de educandos como Ignacio Allende, que el Unzaga es más difícil de aprender y decir en las efemérides de los lunes. Estando aquí me enteré de un par de cosas que no sabía. Por ejemplo, que hasta estos rumbos anduvieron evangelizando y organizando a la gente Don Vasco de Quiroga y, antes que él, Fray Juan de San Miguel, ambos personajes ilustres y respetadísimos en la zona indígena de Michoacán. Aquí vale la pena volver a mencionar la escultura que provocó que hiciera cara de fuchi. Veánla ustedes:


Ese señor, el del hábito, representa nada más y nada menos que a Fray Juan de San Miguel, protector de los indígenas, como se pretende mostrar en la escultura (inserten aquí cara de fuchi). Bueno, Fray Juan de San Miguel inauguró la Misión que luego dió lugar a la Villa de San Miguel; es famoso además, por haber exorcizado el manantial del Cupatitzio en Uruapan, evento en el cual, al salir huyendo, el diablo tropezó y dejó marcada su rodilla para siempre en una roca, según la versión colonial de esta leyenda. Chale...

La "fantasía gótica" (así dicen los de turismo) que resulta ser la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Aquí ofició misa Miguel Hidalgo.

Pila bautismal en la que, entre muchos otros no ilustres, fue bautizado Ignacio Allende.

Del otro lado de la plaza está lo que fue el lugar donde se estableció por obra y gracia de Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, el primer Ayuntamiento Independiente, sólo dos días después de haber dado el grito que arengaba a la lucha armada en Dolores, a 44km de San Miguel (aunque en esos tiempos quién sabe por dónde iba el camino y cuantos kilómetros eran).

El edificio naranja de la izquierda es el lugar donde se estableció el primer Ayuntamiento Independiente, presidido por Aldama.

Como moríamos de hambre, nos dimos a la tarea de escoger en dónde íbamos a comer. Acabamos en el Café San Francisco, del Hotel Posada de San Francisco. Un lugar muy agradable, de precios accesibles, donde el personal nos atendió maravillosamente y siempre con muy buen humor. Lo recomiendo ampliamente.

Posada de San Francisco. En los portalitos está el Café, donde comimos muy rico.

El interior del café y su personal, gente amable y consentidora.

Ya paseando nos encontramos en rincones muy simpáticos como la Plaza de La Soledad, que es más bien un andador con escaleritas y una fuente, que acaba en la Plaza Cívica, la cual tiene una escultura ecuestre de Ignacio Allende. Aunque en esta plaza también había gente prácticamente no había extranjeros. De hecho, daban la impresión de ser ciudadanos locales (ya ven que a los turistas nos da por vestir de cierta manera que nos distinguimos muy bien de los lugareños).

Plaza de la Soledad

Plaza Cívica

En el camino nos encontramos con el Teatro Ángela Peralta, del siglo XIX, y con un restaurantito muy mono que estaba enfrente. El lugar tampoco es muy caro, está simpáticamente decorado y en el patio tienen un pequeño escenario donde, a decir del mesero que nos invitaba a pasar, todas las noche toca un grupo de Jazz.

El teatro.

El restaurantito.
Más fotos:


Qué bonito. Luego de consentirme con mucha comida y un bonito paseo mis padres me entregaron en la cascarita de nuez en la que vivo por ahora y partieron rumbo a Morelia. "Llegamos bien", decía el mensaje. Bueno, a dormir.




5 comentarios:

AA3 dijo...

Lo único que recuerdo de cuando fui a San Miguel de Allende son una gringas bien locas y bien bue...

Un momento...

No recuerdo nada de San Miguel de Allende, es más, no he ido a San Miguel de Allende.

Gerardo P. Garcia dijo...

Ahh, San Miguel Allende, es una ciudad muy agradable de visitar, porque para vivir como bien dices, nomas cuando lleguemos a los 60 años y tengamos una buena lana para comprar una casita ahi, ya que con eso de que los gringos habitan por esos rumbos, los precios andan carisimos y el dolares.

Y por cierto, con respecto a la escultura, queda demostrado que las perversiones no son culpa del internet sino que vienen desde tiempos mucho mas antiguos :P

Excelente post y muy buenas fotos.

Saludos!!!

Mario Samano dijo...

la plaquetización se sigue notando.

he ido a san miguel un par de veces creo. muy bonito. entraste al museo que está a un lado de la iglesia "gótica"? está chido.

me gustaría vivir ahí.

Mario Samano dijo...

ah!! y en la casa de la cultura tienen un taller de judería.

Aura dijo...

Jajajaja. De hecho, alguien me dijo que en San Miguel iba a ver puro muchacho guapo, pero siempre acompañado de chicas igual de guapas. Y sí, pero no tanto como decían, hay de todo.

Lo bueno que aún nos queda tiempo para juntar una lana de aquí a que tengamos sesenta, aunque con estas crisis...

¡Noooo! Ay, qué mala turista soy.

 
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