lunes, agosto 31, 2009

Singleton

¿Qué te pasa? Lloro. ¿Por qué lloras? Por todo, por nada. Descansa cariño, no es bueno que llores tanto. No es tanto, solo lo necesario, déjame. Me duele. ¿Que llore? Claro. No tiene por qué, es mi llanto y no el tuyo. Pero me gusta más que rías. No puedo reir siempre, es una simpleza, una necedad. Te dejo entonces, pero trata de descansar ya. Este es mi descanso. Está bien, me voy ¿De verdad te importa? Sí, pero ya me voy. No, no te vayas; ya no puedo seguir, me has distraído mucho.

Un abrazo y un buen café.

jueves, agosto 27, 2009

Me falta ver a través de un telescopio.

Cuando era niña, ya lo he dicho, me gustaba la materia de ciencias naturales y me gustaba ver las estrellas. Un día ví en un microscopio una tela de cebolla teñida de azul, y pude ver su células rectangulares. Emocionable como soy desde siempre, eso fue suficiente para mí y creía que de grande iba a hacer algo que me permitiera estar usando todo el tiempo un microscopio. Casi. Nunca, en cambio, vi a través de un telescopio. Quién sabe qué hubiera pasado. Aunque mis pretensiones de ser astronauta o, de perdis, astrónoma duraron hasta mi adolescencia, al final la atracción hacia a lo microscópico fue mayor.

En días pasados se celebraron los 400 años de que Galileo Galilei mostrara a los venecianos su entonces nuevo telescopio. Gran aniversario. Pero no me voy a poner a escribir la historia que ya está en todos lados; tampoco pondré un anecdótico post al respecto porque, como ya dije, todavía me falta ver por un telescopio. Pero alguien llamado Facundo Alonso sí lo ha hecho y escribió un bonito post al respecto en su Replicador de Sueños. Vayan y leánlo, digo, si les place.

Y bueno, qué mejor para celebrar este aniversario que la nota de un planeta recién descubierto, que además de ser enorme, está muy cerca de su estrella y gira alrededor de ésta a velocidades inusitadas, cosas que es muy improbable que sucedan todas juntas y destinan al gran planeta a morir estrellándose en su sol más temprano que tarde, según dicen los que citan a los que dicen que saben. Por eso, el no tan dichoso planeta sorprende a los estudiosos de una ciencia que inició hace 400 años, cuando Galileo mostró a los venecianos su nuevo telescopio.


Nota rijosa: Año bonito y lleno de aniversarios para la ciencia. Lástima que entre tanto festejo sea ese el rubro al que le quiten presupuesto, recortando desde apoyos a investigadores hasta becas para estudiantes.

viernes, agosto 21, 2009

La cruda.

Marina tendría entre 21 y 25 años. Era delgada, de cabello negro y desordenado. Se delineaba todo el contorno de los ojos de negro, se pintaba las uñas de negro y los labios color vino. Creo que tenía un perforación en la nariz. La recuerdo como alguien agradable que jugaba de buen humor con nosotros, los hijos de los maestros que tomaban su curso para titulación de Licenciatura para poder entrar a Carrera Magisterial. Eran cursos de verano, así que hicieron uno también para nosotros. Su compañera también nos caía bien, ella tenía una voz suavecita y se peinaba muy bien. Entre las dos nos ponían a dibujar, a hacer figuras de papel, a construir papalotes y a hacer música con botellas, entre otras cosas.

Recuerdo muy bien como un día, mientras estábamos dibujando en una mesa enorme, Marina se limitaba a vernos. Toda la mañana había tenido una expresión en el rostro que solo podía significar algo malo. De repente apoyaba las manos y la frente sobre la mesa y parecía que se había quedado dormida. ¿Qué tiene? le pregunté a la otra muchacha. Mmm, está enferma... y cansada. ¿Por qué? Es que anoche se durmió muy tarde, déjenla dormir, no hablen muy fuerte. Pobrecita, pensé.

Uno de mis hermanos me decía hace un rato que la ventaja de que hoy le tocara inscribirse era que no tenía que lidiar con los niños del pueblo a donde van a dar su servicio social en el verano después de la parranda de anoche, de la que llegó ya estando el sol de viernes bien alto. Lo siento por los otros, decía. Y se fue a dormir.

Lástima que Marina no tuvo esa oportunidad.

martes, agosto 18, 2009

Hablemos.

Hablemos de cosas relevantes, como los minisatélites, o los repetidos directos con sus espaciadores variables, o mejor de tamaños y cantidades, en Megabases, no en Megabytes. Hablemos de estadística y métodos de hacerla y deshacerla. O no, dejemos eso para después. Platíquemos de incidencia y prevalencia, o de taxonomía, o mejor aún: de fisiopatología.

Ya sé mejor platícanos, a ver ¿por qué viniste a dar aquí?

O mejor aún dejémoslo todo para despuesito. Nos vemos en tres días.

Y al tercer día, todo sucedió con mucha calma. Relajado el asunto. Que les caí bien. Habrá que ver si entro en las prioridades de quien me va a mantener.

miércoles, agosto 12, 2009

Envío de afectos, retención de datos.

Hoy recibí correo de una amiga que extrañaba mucho desde que salí del llano. Hace unos días también recibí un mensaje de otro amigo que no escribe a menos que conteste algo que yo le haya enviado y como ya tenía rato sin escribirle, no sabía nada de él. Ambos mensajes me sacaron la sonrisa. Es que yo soy muy pinche, cuando estoy lejos no escribo, o lo hago muy rara vez y por eso la gente luego se olvida de mí. Este par del que hablo hoy tienen esa misma manía (o falta de). Que ambas personas me hayan comunicado sus afectos en la misma semana ha sido, además de muy agradable, muy oportuno. Por eso los quiero tanto (si soy bien cursi, pero soy cursi de clóset; o de bitácora).

Ya solamente me falta una llamada (o correo) que no llega, pero sé que no puede tardar mucho más. Y más que con cursilerías tiene que ver con burocracias: esas cosas que no pueden ser más que del diablo o de un dios con un humor muy torcido. Esperaremos.

domingo, agosto 09, 2009

Singleton: Códigos oníricos.

Animal pequeño y horrible, nadie te quiere en su cabeza. Nadie quiere sufrir comezones vergonzosas por tu culpa y nadie descubrir tus asquerosos huevecillos mientras se peina. Pero yo tuve que encontrarme contigo cuando peinaba a un pobre chiquillo desconocido, o el día que intenté peinarme a las maneras de la abuela. Ahí estabas, tú y tus parientes con toda su desendencia, generando una imagen repulsiva para mí. Insecto detestable, cuando te descubro brincas a todos lados, lo mismo que toda tu comunidad. Parecen sentir mi mirada y volverse locos en el acto mientras el cuero cabelludo que observo está tapizado, blanco de liendroso. Asqueroso.

Despierto después de verte no solo con el asco, sino con el susto y la angustia. La última vez que apareciste murio mi padre, y antes de eso mi madre. Cuando mi hermana te encontró en la cabeza de su hija y despertó sudando, murió una tía. Todos conocemos el mensaje que traes entre tus seis patas. El problema es que no sabemos quién ni qué tan pronto.

En estos días te has aparecido en la cabeza de más de uno de nosotros. Los teléfonos suenan y todos dicen estar bien. Seguimos nuestras rutinas mientras esperamos que sea un error, que sea culpa del sudor por el calor nocturno o un fastidioso mosquito, y que no te vuelvas a aparecer, al menos en un buen rato.

miércoles, agosto 05, 2009

No debería enumerar estas cosas.

Son días rijosos. Hasta las lluvias se niegan a llegar en forma. Primero se tardan varios días, luego llegan de golpe, arrasando con lo más suceptible: el campo, las casas aledañas a los ríos de aguas negras, la gente que vive bajo cartones. Parecen llegar con más ganas de echar bronca que de aplacar al inclemente sol.

Yo también ando de rijosa, primero porque no soporto un calor que a estas alturas no debería estarse sintiendo tan seguido y por tanto tiempo, luego porque el agua se nos niega, porque desde hace dos meses los del cable nos deben una instalación adicional y soy yo la que me tengo que estar peleando porque el contrato está a mi nombre, porque no hay con qué, porque estoy en trámites y por estar en trámites no me dan ni un quinto (ni tienen por qué, claro está), porque a la rodilla derecha se le ocurre decirme que estoy más vieja de lo que creo y se pone a hincharse y dolerme por nosequé; porque ahora que adoro a mi pequeño gato, mi hermano parece haber desarrollado una respuesta alérgica a él y porque los malditos moscos parecen haberse vuelto resistentes a las placas de insecticida. Odiosos ellos.

Y pa'acabarla, todo mi plan de miércoles se hace nada, así, en un ratito. Pero bueno, ya veremos que dice el jueves, a ver si se porta más amable conmigo. Conmigo, porque el resto de los asuntos de por acá, dudo mucho que se compongan pronto.

Ni tan pinche el miércoles. Balance positivo. ^_^
 
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