Llegamos a Mérida a medio día. El taxista que nos llevó al hotel casi nos mata del susto. Manejaba rapidísimo, sorteando los coches al más puro estilo chilango y estuvo a punto de estrellarse con un trailer. Y yo adelante. Chale. Como sea llegamos, nos registramos en el hotel y luego en el congreso. Los primeros días fueron días de presentación de nuestros carteles y de responsable asistencia a dos que tres pláticas de nuestro interés, así que nos dimos a la tarea de recorrer el Paseo Montejo, donde se encontraba nuestro hotel.
Veíamos pasar las calandrias, muy monas ellas, y nos dimos cuenta que había algo así como una instalación permante a lo largo de todo el paseo. Arte de ése, que yo no entiendo. El tema central es la pésima relación que tiene el ser humano con su entorno, con eso que todos llamamos "el medio ambiente". He aquí algunas fotos (nota: los pies de fotos no tienen los títulos originales porque no me acuerdo de ninguno):
Otra cosa que hicimos en esos días fue comer en un restaurante que se llamaba Mi Lindo Yucatán, que ahora se llama El Borrego Acurrucado, pero que sigue facturando con su primer nombre. El chiste es que ahí sirven comida tradicional. Ahí probamos la sopa de lima, y los panuchos. Deliciosos. Hablando de comida, debo decir que el desayuno del hotel era una maravilla. Ahí probamos otras delicias como tamales torteados, relleno negro, polcanes y otras delicias yucatecas. Tengo que decir que la comida tradicional me conquistó, todavía ando buscando entre mis amistades de la península alguien que se anime a preparar la sopa de lima.
También pasamos por el centro, pero muy poco en realidad. Entramos al edificio central de la Universidad, chiquito pero muy bonito, con una fuente muy mona. y conocimos de fuera la Catedral (regáñenme por no entrar, el momento es ahora). Nada excepcional.
Pronto llegó el miércoles y con él la oportunidad de vagabundear por las ruinas del Mayab. Pero eso es cosa de otro post.
También pasamos por el centro, pero muy poco en realidad. Entramos al edificio central de la Universidad, chiquito pero muy bonito, con una fuente muy mona. y conocimos de fuera la Catedral (regáñenme por no entrar, el momento es ahora). Nada excepcional.
Pronto llegó el miércoles y con él la oportunidad de vagabundear por las ruinas del Mayab. Pero eso es cosa de otro post.