sábado, junio 20, 2009

Explícame eso de las vísceras.

La primera vez que dije, que escribí que sí, me dolió el estómago, se me erizaron los vellitos, toda la cavidad abdominal se contrajo de repente y sentí náuseas. Era miedo. Qué torpe. ¿Cómo iba a tener miedo a estas alturas? Tanta espera, tanto hacer para decir que no a la primera por un dolor de panza. Seguí escribiendo y mandé el mensaje. Todo lo que siguió fue un desastre. Con el tiempo la ansiedad y el asco fueron tales que no pude contenerme, finalmente vomité y me fui. En ese momento se detuvieron las contracciones abdominales, desaparecieron los escalofríos y el dolor de estómago. Otra vez que dije, ahora de frente, que sí, de nuevo se contrajo la cavidad abdominal y se erizaron los vellos, pero esta vez no había náuseas ni dolor. Era entusiasmo, uno desbordado e irracional, podría decirse que sin sentido. No desapareció mientras duró el compromiso, lo cual acabó conmigo, aunque no me quejaba en lo absoluto. Otras veces la náusea se presentaba antes de decir nada, y desaparecía al decir que no, o que sí. Para entonces ya sabía que si la náusea persistía era momento de buscar la manera de retractarse.

Pero eso no siempre es posible

Siempre hay una manera, pero no siempre son maneras que te gusten.

¿Y si es el caso?

Te chingas, hasta que encuentres la vía de salida que más te acomode. Pero eso puede llevar mucho tiempo.

No me agrada. Debe ser agotador, además de molesto estar sintiendo cosas en el estómago cada vez que vas a decidir algo, es decir, siempre.

Por eso odio tomar decisiones. P
ero la verdad es que muchas veces he dicho que sí o que no sin sentir nada.

¿Por ejemplo?

Puros casos intrascendentes.

Las vísceras sustituyen a tu cerebro, ¿te das cuenta?


No querido, te equivocas, no es así. El cerebro me plantea los dos escenarios, con beneficios y sacrificios. Las vísceras me comunican de manera inequívoca si estoy dispuesta a soportar los sacrificios.

Bueno, y cambiando de escenario ¿qué te dijeron tus vísceras ese día?


¿Ese día? Fueron muy claras, como siempre. Cuando desperté y noté que no había náuseas, ni dolor, ni agitación, supe que había hecho lo correcto.


2 comentarios:

AA3 dijo...

Yo creo que esa conección se acerca a mi definición de alma ... Claro que yo no tengo alma, la vendí.

Aura dijo...

Sería interesante conocer tu definición de alma. Por otro lado ¿cuáles se supone que son las consecuencias en vida de vender el alma?

¿Resultó lucrativo?

 
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