martes, agosto 05, 2008

Fragmento V

El cómo comenzó no había tenido ninguna importancia hasta estos días. De repente no podía dejar de pensar en el momento en el que salió de la escuela a hacerse mayor mientras caminaba por la plaza del pueblo que lo había adoptado desde dos años atrás. El tedio lo había acosado toda la mañana y ya no le hacían ninguna gracia las niñerías de los compañeros de su edad. Y aunque ansiaba poder entrar de lleno a las actividades de los hombres hechos y derechos, en el fondo se lamentaba de no poder disfrutar más esas simplezas que hacen a los niños tan felices con tanta facilidad.


Era verano y el sol torturaba a los andantes sin clemencia, pero al caer la tarde un vientecillo barrió las hojas de la plaza y anunció con su olor la pronta llegada de la lluvia. Los señores se juntaron en el café del portal a jugar dominó, cartas o ajedrez, siempre con un cigarro en la boca. Siempre. No lo pensó, sólo tuvo el impulso y no lo contuvo, fue a la miscelánea más cercana y compró la cajetilla más barata, se sentó en una banca y encendió su primer cigarro. Tosió, por supuesto, pero lo volvió a intentar. No tosió más. Se colocó en posición de fumador experimentado y al terminar se levantó y caminó hacia el instituto perfectamente transformado. La sensación de autosuficiencia le duró lo mismo que el olor a humo en la camisa: toda la tarde.


Desde entonces cada vez que encendía un cigarro sentía que su cuerpo de largatijo, delgaducho y largo adquiría un poco de autoridad. Tal impresión fue tan profunda que poco a poco el resto del mundo, es decir, el resto del instituto, comenzó a verlo de la misma manera que él se veía a sí mismo. La expresión de su rostro se volvió dura y comenzó a participar en las reuniones de muchachos de mayor edad, quienes lo aceptaban de buena gana por su ingenio y humor ácido, que siempre había poseído pero nunca como entonces había tenido la confianza de lucirlo libremente. El mismo humor ácido que ahora lo hacía reírse cuando pensaba que lo mismo que en aquellos días lo hizo sentirse mayor lo hacía ahora sentirse cada día un poco menos vivo, y que la tos que venció tan fácilmente entonces había vuelto hace ya varios años para no abandonarlo nunca más.



-Aura

 
Copyright 2009 Soy yo, Nepita.. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan