martes, julio 25, 2006

Genealogía en caliente.

De repente me domina la ascendencia anglosajona que todo mexicano posee en lo más recóndito de sus genes más conservados. O al menos eso parece. No importa que mi piel sea morena (de un tono amarillento de repente), o que mis ojos y mis cabellos sean más negros que la noche, ni que las actas de nacimiento (o bautismales) hasta 3 generaciones antes que yo esté firmadas por jueces (o sacerdotes) mexicanos. Y no lo digo por que haya sufrido un ataque de malinchismo febril, o quiera huir de ser parte de este pueblo que últimamente tiende por el escándalo y la impugnación; no, no no.

Lo digo porque esta hipótesis me permite tener un origen a mi aversión casi patológica al calor. Yo no puedo estar en un lugar a 30 grados porque mi sensible cuerpecito cree que son por lo menos 35, entrando en un estado de trance para mantener la homeostasis y evitar morir como un güerito cualquiera por golpe de calor. Este estado de trance me impide pensar bien, hace que me duela la cabeza y por ende, que me ponga de muy mal humor. Entonces tengo que dormir, solo para despertar en un mar de jugo glandular que me da propiedades aromáticas y de adheribilidad, lo que me pone todavía de peor humor.

Lamentablemente, a diferencia de los franceses, con los que comparto terrible angustia, yo no tengo dinero con qué hacerme una playa artificial a los lados del río (o el arroyito que se hace en la calle cuando llueve) y echarme a pensar que estoy en Ixtapa (en Acapulco ya no, porque yo si me asusto con las noticias lúteas).

La buena noticia es que ha estado lloviendo mucho, por lo que la temperatura ha bajado y mi humor se ha mantenido en un nivel muy aceptable. Lo malo es que las colonias de siempre ya se volvieron a inundar. Lo bueno es que yo vivo en la punta de la loma y yo no me inundo. Lo malo... ah no... ya no hay otro malo.

En fin, en lo que descubro por qué mi termostato no se dio cuenta que soy mestiza amorenada y no güera del norte de europa seguiré esperando que mientras sea verano le dé al cielo por llover (aunque sea poquito, pa'que refresque y no se inunde).

2 comentarios:

nor del terror dijo...

ah! pos ahi'sta'.... ahora entiendo el por que de mi intolerancia al calor... esos genes traicioneros!

ni hablar... a rezarle a tlaloc!

saludos!

Aura dijo...

Hola nor!

Pues sí, a rezarle pa que llueva, pero que no se pase, y que no se lleve de paso a las nuevas librerías y sus distinguidas celebridades mientras firman autógrafos ^_^

 
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