domingo, abril 19, 2009

Pinche vicio.

Darse cuenta de que uno se comporta como un egoísta incurable cuando para otros es claro el tipo de altruismo requerido puede ser muy triste si ese comportamiento acaba por hacer blanco en la sensibilidad de personas que son importantes. Para los egoístas ciertas sutilezas no son tan obvias; creemos que los demás podrían bien hacer lo mismo y nosotros no sentiríamos ningún escozor emocional. Los egoístas no nos reconocemos como tales y nos estresa enterarnos que somos unos brutos para cuidar de los sentimientos ajenos, a pesar de que sí nos importan. Claro, uno no es totalmente egoísta o un filántropo absoluto: hay niveles. Yo creía haberme posicionado más cerca de la condescendencia y la solidaridad. Pero de un tiempo hacia acá mi egocentrismo empezó a surgir de nuevo, como vapor tóxico desde el fondo de una alcantarilla. Hallarme haciendo cosas sólo para mí me causó emoción y me permitió vivir cosas memorables. Pero semejante actitud causó desconcierto en quien ya se había acostumbrado a verme como un ser rehabilitado de ese vicio horrible en el que se puede convertir uno mismo. Y cómo no, si alterar los componentes del centro del universo siempre ha causado conmoción, si no pregúntenle a Copérnico. Y claro, siempre está ese sentido de la reciprocidad que con los no tan empáticos tiende a topar con pared y ahí es donde surge la chispa que hace arder Troya. Y ver a Troya arder es un triste espectáculo, por pasajero que sea el fuego y por muchos seguros contra incendios que uno se haya procurado.

Podríamos entrar ahora en una discusión de cuándo es uno víctima, victimario o ambos en diferentes proporciones, pero sería largo y en este momento carezco de objetividad. Me limitaré a decir que en general, los egoístas no somos realmente malas personas, sólo personas que tomamos decisiones equivocadas. Lo cabrón es que eso se entienda porque, en esencia, los afectados tienen todo el derecho de no querer entender. Y lo que sigue, por supuesto, es seguir en rehabilitación, porque esto ha de ser como el alcoholismo: con una probadita tienes para recaer. Carajo. Todo sea por el mañana.

Ya basta, porque, hablando de mañanas, mañana es EL día y postear (otro vicio, no tan pinche) es lo último que debería estar haciendo. Chale.

0 comentarios:

 
Copyright 2009 Soy yo, Nepita.. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan