domingo, septiembre 17, 2006

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Viernes, con clases el sábado pero vierenes al fin y al cabo. Y para redondear, viernes patrio. Doble pretexto, doble necesidad de fiesta.

Era ya una necesidad de toda la generación entrante de biotecnólogos tener espacio y tiempo para perder la seriedad y destapar la mente atiborrada de tanto inglés, enzimas y otras maravillas que nos encantan pero que también nos han estado estresando tanto.

Por fin algún docto recién bañado por la gracia del anhelado grado decidió que su festejo debía ser para todos y atinó a colocar un anuncio que fue un alivio para nuestras mentes deseosas de esparcimiento comunitario: "Noche mexicana y titulación...". No había más que decir.

Llegamos a las nueve al lugar que se nos fue indicado: un terreno rodeado de una gran barda de ladrillos y una puerta negra. Tocamos. La puerta se abre automáticamente y nos recibe un vigilante. Nosotros, con las provisiones propias de la ocasión en la mano, preguntams si ahí era la fiesta. Nunca específicamos qué fiesta, pero el vigilante dijo que sí, que ahí era. Entramos. El jardín era enorme y muy bien ciudado. Había cancha de tenis y al final un lugar techado muy mono donde estaba reunida la gente. Llegamos un poco cohibidos ante la excelencia del lugar, pero luego no pudimos evitar la risa al ver que solo había familias, y que no conocíamos a nadie. Todos se nos quedaron viendo, pero nadie nos dijo nada. Era la fiesta equivocada. Mmm.

Botados de risa y ante la mirada escrutadora de los presentes emprendimos la graciosa retirada y llamamos al que nos había invintado: Estábamos a una cuadra del lugar. El sitio correcto estaba más de acuerdo a lo que esperábamos para una fiesta de estudiantes, por mucho que fueran de posgrado.

La noche pasó entre danzas y bebidas rituales, todo bajo control porque de todos modos el sábado teníamos clases. Y nos fuimos (en mi caso, más por necesidad que por ganas) a las dos y media.

El sabado en clase, algunos no pudieron evitar las reacciones orgánicas propias de una noche de excesos. Sin embargo yo me sentí bastante despierta, y es que para mí fue el descanso perfecto.

Por la tarde de ese mismo día esperábamos tener una concurrida tarde de café aprovechando que nos dejarían reposar ese fin de semana sin leer mayor cosa. El número de asistentes se vió considerablemente reducido debido a un rudo aguacero repentino. Los que ya estábamos en la calle tuvimos que mojarnos un poco. En fin. Ya pasada la lluvia recorrimos el centro y nos encontramos con la nota de que si bien irapuato no es una ciudad cosmopolita, puede tener algunos encantos para embobar a los paseantes:











Fuente de Aguas Danzarinas. Lo admito, son fotos de la red, pero no tengo cámara y mi celular es de esos viejitos que solo es teléfono y telégrafo electrónico. A falta de cámara, la red. Pero estuve ahi y sí se ven así de bonitas.

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