viernes, agosto 21, 2009

La cruda.

Marina tendría entre 21 y 25 años. Era delgada, de cabello negro y desordenado. Se delineaba todo el contorno de los ojos de negro, se pintaba las uñas de negro y los labios color vino. Creo que tenía un perforación en la nariz. La recuerdo como alguien agradable que jugaba de buen humor con nosotros, los hijos de los maestros que tomaban su curso para titulación de Licenciatura para poder entrar a Carrera Magisterial. Eran cursos de verano, así que hicieron uno también para nosotros. Su compañera también nos caía bien, ella tenía una voz suavecita y se peinaba muy bien. Entre las dos nos ponían a dibujar, a hacer figuras de papel, a construir papalotes y a hacer música con botellas, entre otras cosas.

Recuerdo muy bien como un día, mientras estábamos dibujando en una mesa enorme, Marina se limitaba a vernos. Toda la mañana había tenido una expresión en el rostro que solo podía significar algo malo. De repente apoyaba las manos y la frente sobre la mesa y parecía que se había quedado dormida. ¿Qué tiene? le pregunté a la otra muchacha. Mmm, está enferma... y cansada. ¿Por qué? Es que anoche se durmió muy tarde, déjenla dormir, no hablen muy fuerte. Pobrecita, pensé.

Uno de mis hermanos me decía hace un rato que la ventaja de que hoy le tocara inscribirse era que no tenía que lidiar con los niños del pueblo a donde van a dar su servicio social en el verano después de la parranda de anoche, de la que llegó ya estando el sol de viernes bien alto. Lo siento por los otros, decía. Y se fue a dormir.

Lástima que Marina no tuvo esa oportunidad.

3 comentarios:

Sólo Héctor dijo...

.

Yo, una vez fui a dar clase en vivo... sólo un baño y al salón... que bueno que ya dejé ese trabajo.

.

Aura dijo...

Jajaja... no me imagino cómo diste esa clase.

Sólo Héctor dijo...

.

Tseee... estuvo ruda.

.

 
Copyright 2009 Soy yo, Nepita.. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan