lunes, mayo 17, 2010

Inexplicable.

-Tengo la sensación de que algo malo va a pasar.
-¿Algo malo? ¿Como qué?
-No sé, cualquier cosa.
-¿Por qué?
-Mírame, nunca había sido tan feliz. Soy feliz y eso no existe. Tanta calma no es real. Algo va a pasar, y no va a ser agradable.

Y entonces, contra todo pronóstico, quedaste huérfano.


Las religiones existen porque hay cosas que no podemos explicar. A estas alturas ya se entienden muchos procesos de la vida, de la muerte, de la salud y la enfermedad; se ha descrito cómo se forma el rayo y los volcanes, los ríos y las tormentas; se pueden prevenir muchos males y controlar otros varios. Sabemos mucho de nuestros orígenes y nuestro propio funcionamiento, incluyendo la formación de las ideas y la interpretación del entorno. Sabemos mucho de algunas cosas, pero poco, muy poco de otras tantas.

No podemos explicar, por ejemplo, por qué una serie de eventos desafortunados le ocurre a una sola persona en un periodo de tiempo que calificamos de estrecho, con una serie de casualidades que se nos antojan premeditadas por una mente malévola, vengativa, aunque no sepamos bien qué mente, ni de qué se está vengando. Pero eso sí, pareciera particularmente malévola cuando estos eventos desafortunados ocurren a quien, a nuestro gusto, no se lo merece porque no hay en su comportamiento motivos que justifiquen que sufra una desgracia. O varias.

Pero las desgracias no piensan, no escogen dónde caer (si es que "caen" en alguien). Y sin embargo eso no es consuelo. ¿Cómo le explicas al conflictuado que no busque explicaciones dónde no las hay? ¿Cómo le pides que enfríe su cabeza, que se deshaga de sus místicas ideas entre tanta confusión? ¿Cómo hacer entender que el desastre no es más que la suma de todo lo que se hace, de las decisiones que se toman y la fortuita coincidencia de la propia existencia y otros muchos eventos aleatorios? Y que sí, que las consecuencias de los actos ajenos acaban por alterar nuestra vida porque así son las cosas y punto. Que no hay canto, rezo o amuleto que cambie esa dinámica, ¿cómo lo explicas?

No puedes. Porque sonarás hueco, lejano, frío y no harán ruido alguno semejantes ideas en una mente atribulada por tantas pérdidas, por tanto dolor.

El esquema mental que intentas explicar debe estar establecido antes de que las desgracias lleguen en paquete, debe ser adquirido en un periodo de claridad, de objetiva serenidad. Jamás un ánimo alterado es campo fértil para el raciocinio libre de misticismo. En ese momento la simple compañía, el apoyo incondicional es lo único que puedes ofrecer para fortalecer la voluntad que está a punto de quebrarse.

-A saber qué tanto debo todavía en esta vida...




2 comentarios:

ontoy dijo...

Cuando sea grande voy a escribir un post que sea igual de claro que este.

Marco

Aura dijo...

Es que a veces resulta que sí se lo que quiero decir... pero pasa bien pocas veces.

 
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