lunes, enero 25, 2010
Volátiles.
Extendiendo el cuello y aspirando un poco lo percibiste de nuevo. Cierras los ojos y aspiras de nuevo para tomarlo conscientemente y guardarlo para los próximos días. No sabes bien dónde se guardan esas cosas, pero estás seguro de que te acompañará por un tiempo. Después, ya de regreso, cierras los ojos, accedes al lugar desconocido y lo extraes. Ahí está, intacto, al menos por ahora. Comprendes mejor a Jean-Baptiste, tú también quiseras preservarlo para siempre. Lo extraes y juegas de nuevo, juegan de nuevo, aspiras como si aún estuviera ahí y decides dejarlo, como si pudieras acabártelo en ese momento. No más. Será otro día, tal vez.
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Singletons
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