martes, septiembre 04, 2007

Primer aniversario

El tiempo no es mas que la sucesión de los hechos… pues bien, ha sucedido que la Tierra dio una vuelta completa alrededor del sol desde que vine dar a este llano infinito con toda la intención de aprender hasta lo que no imaginé de biología molecular.


Recuerdo bien que en ese entonces no tenía idea del proceso que me esperaba. Todo era incertidumbre e ilusiones. Todo era un sueño que trataba sobre indagar los secretos más íntimos de la vida, un ideal adornado con la cereza de un beca cuyo monto era mayor al de los salarios que obtendría como química laboratorista.


Un año pasó, y las lecciones aprendidas fueron muchas. Por ejemplo, lo periodos de adaptación pueden ser suprimidos y no hay nada mejor para evitar la nostalgia por el hogar y la pareja que un examen el primer día de clases, una buena tanda de artículos que revisar y tareas que llevar a cabo en tiempo récord. También te das cuenta que aquí no hay lugar para el ego. No importa que tan bueno hayas sido en la licenciatura, aquí no eres nadie, hasta que demuestres lo contrario.


El posgrado siempre te alienta a rebasar tus límites: tu dosis diaria máxima de cafeína, por ejemplo, o la cantidad mínima de horas a la semana que requieres para dormir, la cantidad de palabras de inglés que conoces (aún si no llevaste un curso formal de inglés), tu capacidad de tolerar el fracaso, o la crítica. La dependencia a los fines de semana, días feriados y vacaciones se elimina por completo.


La velocidad con la que haces las cosas también aumenta, especialmente en cuanto se refiere a procesos de modificación corporal como cambios de peso, formación de ojeras y envejecimiento en general.


Y claro, si en la licenciatura aprendiste a hacer bromas que sólo los de tu carrera entendían, durante el posgrado el contenido de tus bromas se volverá tan especializado que solo los diez monos de tu laboratorio las entenderán. El posgrado es, pues, una manera de volverse elitista.


Todo esto suena muy rudo, cierto, pero la verdad ha de ser dicha. Sin embargo, este es el camno que elegí y en realidad me gusta. Lo que aprendes, lo que observas, los que haces es tan fascinante que vale la pena. Lo vale… sí... Lo vale… lo vale...

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