Luego les digo cómo está de bueno el chocolate. Habrá que hacer fiesta: si lo que hacía falta era el pretexto, ya está. ¡Bienvenido!
miércoles, agosto 20, 2008
Los recuerditos de las Europas.
Luego les digo cómo está de bueno el chocolate. Habrá que hacer fiesta: si lo que hacía falta era el pretexto, ya está. ¡Bienvenido!
viernes, agosto 15, 2008
Procrastination
El último video editado con esta herramienta fue uno que hice hace un tiempo en Morelia, a ratos en mis fines de semana. Todo empezó porque uno de mis hermanos compró un peluche de Juan Carlos Bodoque, reportero a cargo de La Nota Verde en 31minutos, un noticiero de títeres para niños de la televisión chilena, muy curioso. Y como este conejito rojo nos simpatiza bastante, fue fotogrfiado y filmado en diversas circunstancias, lo que dejó suficiente material para procrastinar a gusto. Este fue el resultado final:
Y ya que estamos hablando de monitos de fieltro, anoche llegó Carlos a decirme que Uriel había creado en vacaciones un par de personajes que podrían generar un par de videos interesantes. Los hizo a mano (no tenemos máquina de coser) y es, creo, la primera vez que se pone a hacer este tipo de cosas, que yo sepa. Y aquí estan ellos, conozcan a Panki y el Conejo Energúmeno:
jueves, agosto 07, 2008
Cha-le
Deberes familiares me esperaban al llegar, y éstos me llevaron en algún momento a la recién remodelada (con una segunda etapa aún en remodelación) Plaza Las Américas. ¡Qué pedo! Me sentí como turista. Dos niveles mas el de estacionamiento, un montón de tiendas nuevas y un reacomodo total de las que ya estaban. Como andaba a las carreras me concentré en dar con la tienda a la que iba y no vi dónde estaba la entrada al Cinépolis VIP, último plus de la placita nice para la gente bien de esta ciudad. Chale. Tengo curiosidad de ir... nomás para saber por qué fregados un boleto de cine cuesta casi cien pesos (pa ver si vale la pena el lujo, pues) y pues, nomás de morbosa y ya. Pero nunca vi la entrada, de hecho ni me acordé que ahí había un cine hasta que salí a tomar la combi a mi casa ya con el producto buscado en mano y ví la cartelera anunciada en el espectular de la estrellita... ni pex, otro día será.
De lo que sí me di cuenta es que todos los centros comerciales de reciente creación (o remodelación) son iguales y tienen hasta las misma tiendas... son como los Oxxos o los mismos cines, hechos en serie: barandales de cristal, kioskitos monos en los pasillos, banquitas muy bien pulidas y barnizadas color beige madera-like o de metal con bujeritos, sus escaleras eléctricas, sus multicomederos recontra-asépticos, etcétera, etcétera. Pero bueno, es un bonito lugar para ir a farolear. Quién sabe cuándo me vuelva a parar ahí (o sea, quién sabe cuando me de el gusto de complacer a mi morbo y pagar de más por ver una peli, que más vale que sea muy buena o ya de perdis tenga muuuuchos efectos, violencia y demencia comercial, como la ultima de Batman, que sí gustar y gustar mucho ["Voy a desaparecer un lapiz" ¡Miedo!]).
Qué cosas.
martes, agosto 05, 2008
Hunter (Portishead)
Esta es la canción que más me gustó, aunque en general todo el disco me pareció bueno. Creo que ese sí lo voy a comprar. Mi hermano dice que es buena música de fondo para una caminata. A mí me gusta más para un viaje en tren, en solitario.
Fragmento V
El cómo comenzó no había tenido ninguna importancia hasta estos días. De repente no podía dejar de pensar en el momento en el que salió de la escuela a hacerse mayor mientras caminaba por la plaza del pueblo que lo había adoptado desde dos años atrás. El tedio lo había acosado toda la mañana y ya no le hacían ninguna gracia las niñerías de los compañeros de su edad. Y aunque ansiaba poder entrar de lleno a las actividades de los hombres hechos y derechos, en el fondo se lamentaba de no poder disfrutar más esas simplezas que hacen a los niños tan felices con tanta facilidad.
Era verano y el sol torturaba a los andantes sin clemencia, pero al caer la tarde un vientecillo barrió las hojas de la plaza y anunció con su olor la pronta llegada de la lluvia. Los señores se juntaron en el café del portal a jugar dominó, cartas o ajedrez, siempre con un cigarro en la boca. Siempre. No lo pensó, sólo tuvo el impulso y no lo contuvo, fue a la miscelánea más cercana y compró la cajetilla más barata, se sentó en una banca y encendió su primer cigarro. Tosió, por supuesto, pero lo volvió a intentar. No tosió más. Se colocó en posición de fumador experimentado y al terminar se levantó y caminó hacia el instituto perfectamente transformado. La sensación de autosuficiencia le duró lo mismo que el olor a humo en la camisa: toda la tarde.
Desde entonces cada vez que encendía un cigarro sentía que su cuerpo de largatijo, delgaducho y largo adquiría un poco de autoridad. Tal impresión fue tan profunda que poco a poco el resto del mundo, es decir, el resto del instituto, comenzó a verlo de la misma manera que él se veía a sí mismo. La expresión de su rostro se volvió dura y comenzó a participar en las reuniones de muchachos de mayor edad, quienes lo aceptaban de buena gana por su ingenio y humor ácido, que siempre había poseído pero nunca como entonces había tenido la confianza de lucirlo libremente. El mismo humor ácido que ahora lo hacía reírse cuando pensaba que lo mismo que en aquellos días lo hizo sentirse mayor lo hacía ahora sentirse cada día un poco menos vivo, y que la tos que venció tan fácilmente entonces había vuelto hace ya varios años para no abandonarlo nunca más.
-Aura