jueves, octubre 19, 2006

Fiesta!!

Muchas cosas pueden pasar en 15 días. Y estos 15 días han estado llenos de actividad. Siempre pasó por mi cabeza que alguien que estudia un porsgrado debería caractrizarse por un estado de máximo estrés, un estómago por lo general vacío (o alimentado a deshoras), un par de ojeras que revelen noches en vela y un cerebro acosado por un río sin fin de información que debe ser procesada y asimilada eficientemente en tiempo récord.

Bien, pues no estaba tan equivocada, excepto por un detalle. Esta experiencia ha sido mucho menos estresante de lo que esperaba. Lo he disfrutado maravillosamente y existes muchas razones para ello.

Por un lado, en este momento sólo esto teniendo cursos teóricos. A pesar de la complejidad de los cursos, el estrés compartido siempre es menor. Para esto claro, se requiere de un conjunto de personas dispuestas a enfrentar con humor las angustias comunitaria. Cuando no son una, ni dos personas, sino 7 u 8... bueno, esto se convierte en una eterna fiesta, que va desde los comentarios más simples hasta el más elaborado humor negro.

Simplemente no puedo ser más afortunada: hago lo que me gusta, comparto la experiencia con gente que posee un gran sentido del humor y el instituto ha logrado que me ponga la camiseta.

Precisamente en días pasados nuestros esfuerzos estudiantiles fueron enfocados a disfrutar de las fiestas de aniversario: conferencias muchas, alimento gratuito elegantemente servido y (ya por nuestra cuenta) largas noches de ofrendas a Baco y Terpsícore.

¡Qué hermosa es la vida de estudiante!


lunes, octubre 02, 2006

Un mes cumplido, quedan 23.

El sábado pasado terminó el primer mes de clases y lo terminamos con bombo y platillo (léase exámen). Un mes que parecieron tres. Tal vez más. Envejecí lo que normalmente se envejece en un año y dormir lo que se duerme normalmente en dos semanas. Afortunadamente éste fue el último exámen del curso. El fin de semana estaba libre de tensiones.

Yo, como era de esperarse volví a mis tierras con toda la añoranza que un estudiante puede cargar en su mochila junto con la ropa sucia y la cartera vacía.

¿Y qué hice en estos días de calma académica y nula presión neuronal? ¿Acaso llamé a mis amigos para salir y bailar toda la noche? ¿O me fugué con el destinatario de mis supspiros a vagancias como las de viejos tiempos ya idos? ¿O me uní a alguna excursión familiar para hacer productivo mi fin de semana?¡No! Claro que no. Lo único que hice fue dormir, y cuando no estaba dormida igual estaba vegetando en la oscuridad de mi cuarto entre mis gatos de peluche y mi gato de verdad. Solo un momento desperté de mi letargo para disfrutar en casa la compañía del objeto de mis afectos quien me hizo amena la mañana del domingo.

No creo haber perdido mi fin de semana, porque no pueden imaginar la deliciosa experiencia que es dormir sin angustia ni pendiente alguno.

Ñam. Ñam.
 
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